Cuando los secretos claman por salir a la luz (sin spoiler).
Huye, conejo, huye es una de esas películas incómodas que te dejan con mal sabor de boca, removido, sin saber porqué… Porque no es que sea un film de terror explícito, ni esté llena de sustos baratos, sino porque nos evoca algo enquistado en nuestro inconsciente, nos recuerda que tenemos recuerdos ocultos para el mundo y en ocasiones hasta para nosotros mismos.
En este aspecto de dejarte un poco «derrotado», personalmente me recuerda a la misma emoción que sentí al ver «Hereditary«.
Esta película es una historia sobre la culpa, los secretos… y todo aquello que regresa desde el pasado cuando algo no se ha perdonado.
Sarah es una madre divorciada que vive con el trauma de la desaparición de su hermana Alice, cuando tenía 7 años. Cuando su hija Mia cumple la misma edad… todo lo pendiente de sanación se reactiva.
El inconsciente familiar despierta, pidiendo sacar a la luz lo que fue silenciado, ocultado…
UCDM nos dice que todo pensamiento toma forma en algún nivel, y la mente no puede esconder lo que no ha sanado.
Desde la Bioneuroemoción, nos muestra el síndrome del aniversario: cuando alguien, a la misma edad que un ancestro, revive el mismo conflicto. Porque lo que está oculto en el clan nos obliga a revisar la historia.
La película muestra todo esto desde la faceta de la maternidad: el escenario perfecto para la sanación.
Ahí, el amor se mezcla con el miedo a que el pasado se repita.
Pero lo que no se sana siempre vuelve. En nuevas mentes. En nuevos cuerpos. No es un castigo, no es una maldición, no resurge para atormentarnos… Sino para ser perdonado. Y liberado.
¿Crees que algún conflicto no sanado puede estar afectándote en tu rol de padre/madre? Te leemos.
Reseña en Instagram en colaboración con J.F. Teruel (Escritor y experto en Bioneuroemoción). Ver perfil en Instagram.
Puedes ver el carrusel completo aquí:
¿La habías visto? Te leo en comentarios.
Nos vemos en la próxima reseña.
