El Conde de Montecristo: sólo el perdón te hará libre
La historia de El Conde de Montecristo parece, a simple vista, una historia de venganza exitosa. Un hombre traicionado, encarcelado injustamente y despojado de todo… que logra escapar, hacerse con una fortuna, y ajustar cuentas con cada uno de sus enemigos.
Pero si miras más de cerca, lo que se muestra no es una victoria. Es el recorrido de un alma que se endurece por la falta de perdón. Que pierde la paz mientras persigue lo que considera justicia. Que se transforma en un personaje tan calculador y frío como aquellos que lo traicionaron.
Edmundo Dantès comienza la historia siendo un hombre honesto y enamorado. Pero cuando lo engañan, encierran y lo olvidan, también entierra su inocencia. Y al salir de prisión, queda en realidad atrapado mentalmente en ella. Sólo tiene en mente su propio plan de salvación: Vengarse. Reconstruirse. Ganar. Castigar.
Se convierte en un Conde poderoso. Y cumple su plan al milímetro.
Pero esto no le trae la paz por una razón muy simple: la herida sigue ahí.
Y el amor que intentó recuperar ya no puede florecer. Porque él ya no es el mismo. Porque la culpa, la obcecación y el odio lo han transformado en un reflejo del mundo que quiso destruir.
Esta historia no es una oda a la justicia, sino una prueba de lo que se consigue haciendo planes por tu cuenta: el alma no se repara castigando fuera lo que no has perdonado por dentro.
El tesoro que buscaba no estaba en una isla secreta ni en la venganza de sus enemigos, sino dentro de sí mismo.
Y nunca lo encontró.
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Nos vemos en la próxima reseña.
Reseña en colaboración con El cuaderno de Jennifer.
