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Reseña: One (Metallica)


Una oración muda desde la guerra interior

La guerra más cruel es la que ocurre en la mente

Una mirada espiritual desde Un Curso de Milagros

El reel que podrás ver al final de esta reseña analiza la canción One de Metallica (interpretada por Apocalyptica). Esta canción se inspira en la película Johnny cogió su fusil. Pero no se queda en lo cinematográfico o musical. Nos lleva directamente al campo de batalla más olvidado y más cruel: la propia mente.

La película narra la historia de un soldado mutilado, ciego, sordo, incapaz de comunicarse. Solo puede hacer una cosa: pensar. Y es precisamente ahí donde comienza la verdadera guerra.

Porque las peores guerras no son las externas. No son las que manchan de sangre los campos. Son las que ocurren dentro de nuestras mentes, en el silencio más profundo, donde nadie más puede intervenir. Este reel lo revela sin filtros: cuando la mente se identifica con el cuerpo como si fuera su única realidad, la existencia se convierte en prisión.

El soldado atrapado en su cuerpo es un símbolo poderoso de lo que Un Curso de Milagros enseña: el cuerpo representa la separación de nuestra verdadera identidad.

Cuando creemos que somos cuerpo, el sufrimiento es inevitable. Sentimos que estamos solos, incompletos, privados de comunicación con la verdad. Johnny es sólo un ejemplo extremo. Pero no es el cuerpo el que nos priva de libertad. Es la mente que ha olvidado su origen, que se ha escindido, que ha elegido soñar con la separación.

Y sin embargo, incluso en medio del horror, hay un destello: una mente que suplica despertar, y que si lo desea honestamente será escuchada. Una oración muda que no se expresa con palabras, pero vibra en lo más profundo del alma. La música de este reel traduce ese clamor invisible. Es una súplica callada, dirigida a algo que todavía no recordamos, pero que reconocemos en el fondo del ser.

Porque aunque creamos estar atrapados, la verdad no se ha movido. Solo espera. Y cuando estemos listos para recordar quién somos en realidad, más allá del cuerpo y más allá del sufrimiento, allí estará.

Este vídeo no es solo un homenaje a una canción o a una película. Es un recordatorio sagrado:

“Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.” (T-In.2:2-4)

Hasta entonces, el cuerpo seguirá representando esa separación. Pero incluso desde ahí, se puede elegir de nuevo. Porque cada guerra interior es una oportunidad de volver a la paz.

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